La fiesta del Correfoc.

El correfoc es una fiesta del fuego que se ha hecho muy popular en Cataluña, extendiéndose a zonas de Valencia y Baleares. Su tradición no tiene tantos años; surgió de la espontaneidad hasta afianzarse como festejo, y tiene su origen en la ciudad de Barcelona.

Los diablos y dragones no pueden faltar en esta corrida (correfoc) originaria de Barcelona. El público interactúa en este conjunto festivo donde prima el fuego y distintas representaciones de animales reales y mitológicos, junto a los temidos diablillos, a los que deben esquivar, al mismo tiempo que acosan, llevando a cabo, en todo momento, un juego de tira y afloja.

Debemos remontarnos hasta el año 1978, justo después del régimen franquista, en una etapa de incertidumbre del país. El día que se festejaba a la Mercè, Bienve Moya, que trabajaba para el ayuntamiento de la Ciudad Condal, era uno de los participantes que pudo comprobar cómo en la calle de Ferran, en el cruce con La Rambla, al paso de los diables y dracs, los jóvenes decidieron unirse en vez de apartarse, como hubiese sido lo esperado. Aquí nace esta tradición en que se juntan ciudadanos y figuras dispares.

Correfoc es una palabra compuesta que aúna correbou (encierro taurino) y foc (fuego). El término hace referencia a los populares encierros. En este caso, el 'encierro' tenía lugar en calles específicas de Barcelona, siendo sus máximos protagonistas dragones y diablos.

El fuego (foc) es un añadido indispensable para llenar de luz la noche barcelonesa que, desde el siglo XI, conoce el baile de los diablos (ball de diables), que fue evolucionando hasta lo que conocemos hoy, donde la pirotecnia cumple un papel muy importante.

El correfoc pertenece a una de las fiestas grandes de Barcelona, la Mercè, que se celebra en el mes de septiembre. En una noche señalada se llevan a cabo dos correfuegos (como se puede traducir también esta celebración). La única manera de hacerla apta para todos los públicos es dividiéndola en dos: una fiesta para los niños y otra para los mayores.

La primera, y de forma más tranquila, está dedicada a los más pequeños, para que disfruten y formen parte de esta tradición municipal.

Con el crepúsculo, en torno a las 20:30 horas, comienza la versión para los mayores, donde el fuego es protagonista. No tardaremos en darnos cuenta de la llegada del correfuegos, dado el sonido tan característico de tambores y flautas que lo acompañan.

Una vez en la calle Via Laietana y las áreas aledañas, no nos quedará otra opción que unirnos a este conjunto de fuego, música y bailes, que sabrá contagiarnos fácilmente.

La única recomendación es que los asistentes lleven puestas prendas fabricadas en algodón, debido al espectáculo pirotécnico que envuelve al evento, además de mantener bien cubiertas las partes del cuerpo a proteger del fuego.

Hay que tener en cuenta que los diables llevan consigo todo tipo de material pirotécnico, donde se incluyen carretillas, surtidores, franceses y rodillos que usarán por todo el recorrido. No podemos dejar de disfrutar este festejo que tanto ha influido en otras ciudades importantes, bañadas por el Mediterráneo.

Si es la primera vez que vamos a Barcelona para disfrutar de este espectáculo, lo único que debemos hacer es estar atentos al día fijado para el correfuegos y desplazarnos, si es conveniente, a la zona de la Via Laietana.

No debemos preocuparnos por encontrar esta carrera de dragones y diablos. Con hacer caso a nuestros oídos distinguiremos a la perfección el ruido de tambores y la famosa gralla que se irá acercando hasta nosotros. Esto es una señal indiscutible de que el correfoc se va acercando. Es el momento de unirnos y disfrutar.

A esos sonidos, antes mencionados, hay que añadirles los de la típica comparsa que suele acompañar al grupo, además de petardos y tracas que portarán consigo muchos seguidores que, como en nuestro caso, han ido juntándose al delirio de luces y danzas.

Todo un mundo de coreografías y bailes estará producido por los diablos, al mismo tiempo que se dejan estallar en chillidos, mientras mueven sus bastones acrobáticamente, haciendo alarde del fuego.

El dragón forma parte de la cultura barcelonesa. Está en sus memorables edificios, incluso se podría decir que hasta en su propia sangre. Por eso, durante este festejo no puede ser menos, haciendo gala de ello una famosa representación del dragón creado por Gaudí, en el parque Güell.

También estos animales mitológicos cobran vida, consiguiendo escupir fuego por sus bocas e, incluso, por sus colas, al ritmo de la danza. Entre vueltas y vueltas, en vez de atemorizar al público, consiguen seducirle para que interactúe junto a ellos en esta fiesta nocturna.

Gritos y cohetes enaltecen el momento, invitando a todos los espectadores a unirse a la marcha del fuego, siempre cuidándose de los diablillos intranquilos, que no dejan de alborotar la escenografía.

Poco a poco, el mundo se ha hecho eco de esta festividad, inundando todos los años las calles barcelonesas en busca del correfoc. Lo que se inició llamando la atención del barcelonés terminó siendo celebrado en localidades importantes de la Comunidad Valenciana y las Islas Baleares.

La suerte que tenemos es que no coinciden todos los festejos de las distintas ciudades en el mismo mes, lo que hace posible disfrutar de cada uno de ellos en diferentes destinos. Aunque siempre será especial asistir al origen del correfuegos en Barcelona.

La fiesta de fuego que representa el correfoc es una experiencia increíble, para pequeños y mayores. Celebrada durante la Mercè, acoge cada año a miles de curiosos que no dudan en unirse al ritmo de los tambores y las danzas de diables y dracs que inundan la Via Laietana de Barcelona.