Tarragona, por qué debes hacer la ruta medieval de esta ciudad.

La visita medieval por Tarragona invita al turista a disfrutar de un paseo por la historia de esta ciudad, en la que aún se conservan edificaciones romanas, que siguen siendo uno de sus grandes atractivos. Esta ruta cultural, que podemos hacer a pie fácilmente, nos lleva por edificios perfectamente conservados, herencia de una historia que merece la pena revivir al andar por sus calles.

La ruta medieval de Tarragona requiere de un día para ser recorrida, aunque lo ideal es poder establecerse unas jornadas en la ciudad con el fin de disfrutar tranquilamente de su oferta cultural y turística.

Aunque podemos comenzar por cualquier punto de la zona antigua, debido a que la ruta se puede recorrer de manera circular, debemos comenzarla por las murallas, las cuales solo se comprenden si miramos hacia el pasado romano de la ciudad.

Siguiendo por las calles, que mantienen su encanto medieval, donde además veremos marcada la dirección de esta ruta, terminaremos la misma en el pueblo de Tamarit, fuera del casco antiguo de la capital tarraconense.

Los principales encantos de este paseo por el tiempo son la catedral, l claustro, el museo Diocesano y la judería que, a continuación, examinaremos en detalle. Desde el siglo XII, a pesar del oscurantismo de esta época medieval, se conocen los procesos de construcción que se llevaron a cabo, así como los distintos conflictos civiles que llegaron a dejar a la ciudad en una crisis económica en diversas ocasiones. Por suerte, tenemos la oportunidad de seguir visitando este legado de su historia que se ha sabido conservar.

Una vez que nos hemos detenido en la calle Mercería, contemplando su mercadillo de antigüedades, que se coloca todos los domingos, recreando lo que fue un mercado medieval, y tras pasar la calle Major, llegamos a la catedral.

La catedral de Santa Tecla de Tarragona, donde se rinde culto a la patrona de la ciudad, finaliza su construcción en el siglo XIV. Su arquitectura gótica deja atrás al románico. Es interesante saber que este templo se levantó sobre otros más antiguos, pertenecientes a las épocas visigótica y romana.

En su interior destaca el sepulcro del hijo del rey Jaime II, Juan de Aragón. Tampoco podemos dejar de sorprendernos con el coro antiguo, que aún conserva una sillería de roble proveniente de Flandes. El órgano, los retablos y las diferentes capillas son parte de los encantos que no dejaremos de admirar durante la visita a la catedral.

Pese a que no se ponen de acuerdo acerca de la fecha de la construcción del claustro, todo parece indicar que comenzó a realizarse a principios del siglo XIII.

Se ubica al nordeste de la catedral, conservando un stilo románico. En él se aprecian los canalones, que eran parte de cloacas de origen romano. En torno a sus columnas resaltan distintas scenas religiosas, donde se representan los pecados capitales, así como los inicios de la humanidad y sus pecados, ejemplificados en la imagen de Caín.

No faltan los ornamentos referidos a la naturaleza y al mundo animal. En los ábacos de la galería sur podemos apreciar en dos escenas el ntierro del gato por las ratas.

En la galería norte tenemos la suerte de ver conservado un scrito en lengua árabe, perteneciente a la antigua mezquita, en donde se levanta este claustro.

El museo Diocesano

El Museo Diocesano forma parte de la construcción del claustro, aunque se habilitó como Museo Diocesano de Tarragona en 1914. Éste alberga distintas donaciones hechas por capillas, además de diferentes objetos de la antigua capilla de santa Tecla.

Durante casi dos décadas estuvo cerrado al público, de 1973 a 1992, por declararse en mal estado, hasta que, una vez restaurado, fue nuevamente abierto al público. Tenemos la oportunidad de contemplar más de trescientas piezas, encontrando algunas de época romana, como el sarcófago de Apolo, encontrado en las inmediaciones de la catedral.

También se pueden apreciar tejidos pertenecientes al antiguo Reino de Granada, conseguidos tras la conquista del mismo.

En el jardín, aledaño a la catedral, divisamos una cruz perteneciente al castillo de Tamarit. Se alza sobre un pedestal romano de sentido funerario. Completan el conjunto diferentes manuscritos, imágenes de vírgenes, datando del siglo XII las más antiguas y muebles litúrgicos, entre otras cosas.

La Iglesia de San Lorenzo, perteneciente al movimiento gótico, conserva restos del desaparecido santuario de Santa Magdalena, como el retablo de San Lorenzo. Se reedificó en 1362, manteniendo una construcción sencilla.

Dentro de ella podemos apreciar cuatro capillas, una de las cuales expone al Santo Sepulcro. También logramos admirar un cáliz perteneciente al gótico tardío.

La judería o el call jueu hace referencia al barrio habitado antiguamente por una colonia judía. Encontramos esta zona en los alrededores de la plaza dels Àngels. Durante el Medievo estaba apartada del resto de la ciudad, formando una población aislada.

Aunque actualmente no se conservan, gracias a diferentes escritos tenemos constancia de que había una scuela, una sinagoga y varios baños. Quedan muy pocos resquicios de esta zona judía, que apenas se puede apreciar en determinadas calles y algunos arcos de estilo gótico.

No podemos dejar de realizar la visita medieval por Tarragona. La historia de la ciudad se conserva en sus calles y monumentos. Ven a verla.